Por cada euro invertido en investigación espacial se reciben de vuelta entre 3 y 7 euros. Si tuviese que quedarme con una frase sobre lo mucho y muy interesante que se dijo en la mesa redonda del pasado 20 de noviembre sobre “Grandes retos de la Astronomía ¿Qué será noticia?” sin duda sería esta, aunque los titulares los carga el diablo, y más a la hora de comunicar ciencia, por lo que hay que matizarlo, pero vayamos por partes y empezemos desde el principio.

El Dr. Marc Ribó, Profesor del Departamento de Astrofísica de Altas Energías de la Universitat de Barcelona; el Dr. Josep Manuel Carrasco, Profesor del Departamento de Astronomía y Metereología de la Universitat de Barcelona, y el Dr. Javier Armentia, director del planetario de Pamplona, expusieron su punto de vista particular sobre la actualidad de la astronomia y la astrofísica en la mesa redonda organizada por el Máster de Comunicación Científica Médica y Ambiental de la Universitat Pompeu Fabra – Barcalona School of Management y con la colaboración del Centro de Estudios de Ciencia, Comunicación y Sociedad de la UPF (CCS-UPF). Como parte de su formación Beatriz Blasco, alumna del máster, moderó la sesión.

En su exposición inicial, Marc Ribó nos puso al día de cómo se encuentra la investigación en astrofísica de altas energías y cuáles serán las tendencias en los próximos años. En su charla explicó qué son los rayos cósmicos – partículas que llegan desde el espacio y bombardean constantemente la Tierra desde todas direcciones – y algunos ejemplos de telescopios, actualmente en funcionamiento, para detectarlos en función de su energía.

Entre ellos destacó el Telescopio MAGIC en el Roque de los Muchachos (La Palma), un observatorio de rayos cósmicos de muy altas energías procedentes de galaxias muy lejanas, el telescopio de neutrinos IceCube, enterrado a un kilometro de profundidad en el hielo de la Antartida y, como no, LIGO, el detector de ondas gravitacionales, tan de “moda” en el último año.

Los objectivos partículares de cada uno de estos detectores son muy diferentes, pero todos ellos buscan responder a una serie de cuestiones comunes, como la detección de materia oscura (no confundir con agujeros negros), la observación de objectos transitorios, el estudio de cúmulos de galaxias, de núcleos activos de galaxias, etc. Y, como no, el descubrimiento de fenomenos inesperados, que por lo general son los más interesantes.

Por su parte, el Dr. Carrasco, se centró en explicar la misión del satélite Gaia, un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA). Este satélite se encuentra a un millon y medio de kilometros de la Tierra y consta de 2 telescopios ópticos –que funcionan en el rango de luz visible– cuyo objetivo es hacer un mapa en 3 dimensiones de la Via Láctea para saber donde está cada estrella y en que estado se encuentra.

El precio de esta misión es, y nunca mejor dicho, astronómico. El presupuesto total, teniendo en cuenta el gasto en construir, lanzar y operar el telescopio, más el pago a científicos es de 940 millones de €, de los que España aporta el 10%, es decir, 94 millones de €, una cantidad muy considerable teniendo en cuenta la actual situación de recortes en la investigación que está sufriendo nuestro País.

Sin embargo, el Dr. Carrasco argumentó que por cada euro que invertimos recibimos de vuelta entre 3 y 7 €, es decir, que Gaia además de ser un proyecto de investigación es un negocio. Un argumento que suena muy convincente, pero tiene truco. La inversión en este tipo de proyectos es practicamente 100% pública, pero el retorno se produce a empresas privadas. Desde luego que no serán desde estas líneas donde se ponga en duda la necesidad de invertir por parte de las instituciones publicas en Ciencia, incluso sin que haya retorno económico ya que con generar nuevo conocimiento la inversión ha cumplido su misión. Pero lo que parece cuando menos cuestionable es que en los casos en los que si hay beneficios económicos estos reviertan única y exclusivamente en la empresa privada, por mucho que los ponentes argumenten que las empresas generan empleos, y que al haber más trabajo la sociedad ya se está beneficiando. Es un razonamiento que nos puede llevar a justificar actuaciones como las vividas en España con el rescate a los bancos y que tanto malestar generó en la sociedad por la manera en que se gestionó. Como comunicadores científicos debemos ser muy cuidadosos a la hora de justificar la necesidad de grandes inversiones por parte de los Gobiernos en ciencia para que la Sociedad lo entienda y lo acepte.

El último ponente, Javier Armentia, ahondó en lo expuesto por los anteriores ponentes sobre la importancia de la astronomia, poniendo el ejemplo de un dispositivo que se ha convertido en algo casi esencial en la actualidad: El GPS, instrumento desarollado gracias a la carrera espacial, que además se basa para funcionar correctamente en la teoría de la Relatividad de Einstein. Estaba claro que Einstein tenía razón, no hacía falta descubrir las ondas gravitacionales para confirmarlo.

Armentia acabó su exposición con un breve recorrido por los 60 años de historia de la Era Espacial, que comenzo con el lanzamiento del Sputnik 1 por la parte de la URSS el 4 de octubre de 1957 y cuyos límites son todavía desconocidos. Aún no sabemos cuando llegaremos a Marte, que no creé que sea antes de 2080, pero los logros ya conseguidos son asombrosos, como los más de 4000 exoplanetas –planetas orbitando alrededor de estrellas diferentes al Sol- ya descubiertos, de los cuales algunos podrían albergar o haber albergado Vida.

La mesa redonda se cerró con el turno de preguntas a los ponentes por parte del publico asistente entre las que destacan las siguientes:

¿Sirven algunos de los detectores/satelites explicados anteriormente para detectar materia oscura? Teoricamente si, de hecho una parte de las horas de operación de Gaia y MAGIC se destinan a la busqueda de materia oscura, pero sin éxito hasta el momento. ¿Pueden los neutrinos viajar más rápido que la velocidad de la luz en el vacio? Absolutamente no. El experimento que “detectó” neutrinos más rápidos que la luz obtuvo dicho error por un fallo en la electrónica. Uno de los cables estaba mal conectado.

Y por último no podía faltar la típica pregunta sobre la existencia de vida extraterreste. Los tres ponentes estuvieron de acuerdo en que es tan posible que la haya como que no. Nada de lo que conocemos de la biología y del universo impide la existencia de vida extraterrestre, ni permite asegurar que la haya. Si hay vida, quizás algún día la descubramos, si no la hay nunca lo sabremos, es imposible descubrir lo que no existe.

Fdo: Dr. Carlos Sierra Sánchez. Alumno máster comunicación científica, médica y ambiental 2017/18

 


Este blog cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología – Ministerio de Ciencia e Innovación