“Una sola colilla de tabaco contamina 50 litros de agua dulce y 10 de agua salada, sin embargo, se encuentran masivamente en los bosques y zonas costeras; en este sentido, es fundamental el papel de la administración para sancionar a los infractores y generar conciencia al respecto”,

Sara Güemes, coordinadora del proyecto

“Libera, unidos contra la basuraleza

Motivados por las posibilidades y el impacto social que ofrecen la investigación y gestión de residuos con participación ciudadana, los estudiantes del Máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental de la Universitat-Pompeu Fabra organizaron la mesa redonda: Olores, microplásticos y otros residuos, un desafío ciudadano, que tuvo lugar el 9 de junio en la UPF-BSM, con el apoyo del CCS-UPF.

 

En la mesa participaron: Sara Güemes, coordinadora del proyecto “Libera, unidos contra la basuraleza“, de Ecoembes, y Miguel Hernández, desarrollador del aplicativo Odour Collect, en el proyecto D-NOSES, de Science for Change. Actuó como moderador Ariel Jaroslavsky, estudiante del máster.

Jaroslavsky realizó una breve introducción sobre la importancia de la gestión ambiental en nuestros tiempos y luego presentó a los invitados. Sara Güemes planteó el problema de los residuos en los espacios naturales y enfatizó la responsabilidad colectiva que debe haber frente a la basura. Reflexionó que la sociedad desarrolla elementos que no entran en la cadena de la economía circular y que, por falta de regulación, acaban destruyendo los ecosistemas.

Güemes considera que la “basuraleza” es un problema que nos atañe a todos y, por ello, desarrollan proyectos de participación ciudadana para encontrar soluciones. En colaboración con otras organizaciones sociales, el proyecto Libera lleva cinco años visitando ríos, bosques, mares y playas locales con voluntarios para recoger residuos y muestras de contaminantes. Indicó que desarrollar conocimiento es la base de su proyecto, tanto para obtener la información como para transmitirlo al resto de la población, mediante campañas de sensibilización.

Así mismo, comentó con entusiasmo la nueva ley de residuos, que obligará a los locales comerciales vender un 20% de sus productos a granel para evitar los residuos de los envases, y que también exigirá a los municipios la tenencia de contenedores para reciclar ropa, a partir del año 2023.

Odour Collect: una innovadora aplicación para construir mapas colaborativos de olores

 A continuación, intervino Miguel Hernández, quien explicó que las industrias encargadas de vertederos y/o depuradoras generan olores molestos, que ocasionan dolores de cabeza, náuseas, estrés y asma. Apuntó que la contaminación por malos olores es la segunda queja ambiental tras el ruido, a nivel global.

Manifestó que D-NOSES funciona poniendo a disposición de la ciudadanía la aplicación Odour Collect, que construye mapas colaborativos de la contaminación por olores en el ámbito mundial. En Barcelona cuenta con más de 1.000 registrados y 1.500 evaluaciones.

 La ciencia ciudadana “transforma la queja en observación”

Hernández agregó que también la esfera política se beneficia de los proyectos ambientales de ciencia ciudadana, pues se incrementan la transparencia, la confianza y mejora el diálogo con la comunidad. Por otro lado, enfatizó que la academia puede extraer nueva información y recolectar datos valiosos para siguientes investigaciones. Destacó que los proyectos de ciencia ciudadana, como D-NOSES, pueden “transformar la queja en observación”, que es el eslogan del proyecto.

Nuevas leyes y sanciones para los infractores ambientales

La nueva ley de residuos, comentada por Güemes, despertó la curiosidad de la audiencia. Ella explicó que, desde hace ocho años, los países europeos están obligados a mejorar la recogida de residuos; y que, debido a que en España el 50% de los desechos domésticos es materia orgánica, actualmente la ley impone a todos los municipios de más de 5.000 habitantes ofrecer un contenedor para estos residuos. Agregó que esta ley también determina la obligatoriedad de reciclar los envases de los productos que proveen. Así mismo, Güemes destacó la contaminación que produce la industria de la ropa: en la recolección de datos de Libera, 136 de las 140 muestras de aguas de espacios naturales contenían microplásticos, provenientes principalmente de las lavadoras y secadoras de ropa.

También destacó que, según los estudios de esta ONG, “el 22% de la población, hagas lo que hagas, no van a concienciarse ambientalmente con el problema y seguirá con sus hábitos tradicionales de consumo.” Frente a ello, insistió en la importancia de sancionar a los infractores y destacó el rol que puede cumplir la ciudadanía presionándolos por actuar incívicamente.

El voluntariado, factor clave para proyectos de ciencia ciudadana

De otra parte, Hernández indicó que la motivación de voluntarios de D-NOSES, con mayor conocimiento del tema, genera un efecto de “bola de nieve”, que reactiva el compromiso colectivo. Por su lado, Güemes manifestó que en la aplicación que utiliza Libera realizan un trabajo de seguimiento de los voluntarios para mantenerlos motivados y mejorar su conocimiento sobre los residuos; además, clasifican a los participantes, de acuerdo a su tenacidad en la recolección de datos y frecuencia de asistencia, como incentivo grupal.

¿Por qué no reciclamos más la basura en las ciudades?

Hernández añadió que en Science for Change buscan conocer las motivaciones y barreras que tienen los ciudadanos para reciclar; hasta el momento, se encuentran: el poco espacio de almacenaje en las viviendas y la desconfianza en las empresas de reciclaje.

Estos datos aportarán información relevante para diseñar estrategias comunicativas más idóneas para la gestión de residuos y lograr la colaboración y participación ciudadanas.

La mesa redonda finalizó con un breve resumen de Jaroslavsky sobre el coloquio y el deseo de los estudiantes de profundizar más en estos temas, en los cuales la investigación, con participación de la ciudadanía, puede producir un verdadero impacto social.

Autora: Pamela Blanche

 


Este blog cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología – Ministerio de Ciencia e Innovación