El jueves 8 de marzo se celebró la sesión “Retos ambientales: Biodiversidad” de la mano de Luis Santamaría, encargado del área de ecología de Humedales de la estación biológica de Doñana, y María Teresa Abelló, conservadora de primates en el Zoo de Barcelona. Esta sesión se enmarca dentro de la programación del Máster Comunicación Científica Médica y Ambiental de la Universidad Pompeu Fabra – Barcelona School of Management.

Aproximadamente la mitad del alumnado no asistió a la sesión debido a la celebración en paralelo de la manifestación del Día Internacional de la Mujer, evento sin precedentes a nivel mundial, según señala la prensa nacional e internacional.

Luis Santamaría comenzó hablando del cambio global: una serie de problemas ambientales causados por actividades humanas. Entre las causas principales destacaba el aumento de la población humana y el consumo, junto a las tecnologías que empleamos para satisfacer ese consumo. Hemos doblado el número de población respecto al siglo pasado con estimaciones que superarán los 10.000 millones de personas en el 2050.  Además, La distribución de la población es desigual, con zonas prácticamente vacías, que a menudo coinciden con las áreas más degradas ecológicamente y en biodiversidad, frente a otras zonas superpobladas.

Somos más y consumimos más: los niveles de consumo se están disparando, en concreto los de energía y alimentación. Un ejemplo de ello es la sobreexplotación de las pesquerías o el agotamiento del petróleo que, por otra parte, favorece el cambio a las energías renovables.

Con el cambio global empiezan a aparecer términos, como el de huella global (Footprint), con el que se indica el número de hectáreas que necesita un país para poder mantener su nivel de vida.  Con esta herramienta se observa una división entre países que viven por encima de sus recursos, los países deudores y los países acreedores. Este hecho se relaciona con la distribución de la riqueza, la huella se extiende desde los países más ricos hacia los más pobres.

A raíz del cambio global están surgiendo varios problemas: adelgazamiento de la capa de ozono, calentamiento global, desertificación, y los que presentan los niveles más críticos: pérdida de biodiversidad, cambio climático y contaminación por nitrógeno. Elementos que influyen negativamente en el deterioro de las condiciones de vida: en China, uno de los países con mayor contaminación, mueren cada año 230 personas por millón de habitantes.

Luis Santamaría insistió en cómo desde los años 90 se intenta frenar la caída de biodiversidad y señalaba que para solucionar la pérdida de especies – “es necesario entender las causas y no tanto las consecuencias”-. Remarcó la necesidad de dejar de percibir la conservación como algo que se puede pagar, refiriéndose a los países ricos que incumplen las pautas marcadas desde Europa y lo resuelven pagando una multa monetaria. Y apuesta por dinamizar el entramado institucional con nuevos gobernantes y con una gestión adaptativa, es decir, con políticas adaptables y diseñadas para aprender de los errores. Tras su intervención, Luis Santamaría invitó a los alumnos a discutir acerca de la relación entre desarrollo, tecnología, responsabilidad social y decrecimiento.

Tras el debate, María Teresa Abelló, bióloga y conservadora de primates, comenzó su intervención hablando de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, un organismo internacional que sirve de guía en temas de actuación en conservación de la biodiversidad. María Abelló comentó cómo los zoos se basan en este organismo junto con otras comisiones de  expertos para conocer las necesidades de cada especie, cuáles son sus hábitats, las poblaciones locales, entre otros datos. Entre las amenazas a la diversidad de seres vivos sobre la Tierra, que apuntaba la bióloga, se encuentra la pérdida y fragmentación del hábitat, el aumento de la presión humana, el tráfico ilegal y el cambio climático. “Hay que limitar el crecimiento de la población humana”, apuntaba la conservadora, “hay que cambiar el modelo cultural que tenemos, realmente pensamos que bienestar está asociado a consumo material, el nivel de bienestar se mide en base al consumo material, no al consumo espiritual o social”.

Los zoos han ido evolucionando, en sus inicios se preocupaban de que animales exóticos formasen parte de su institución, sin preocuparse tanto en que viviesen en condiciones. Con el paso de los años han comenzado a interesarse por el bienestar de los animales y la conservación de especies. En la actualidad, existen  redes de cooperación entre zoos, pasando de ser competidores a colaboradores en la conservación y bienestar de las especies. Entre los principios del zoo está la conservación de especies, la educación al ciudadano e investigación. Millones de personas visitan los zoos cada año asegura María Abelló, quién afirmó que “si se hace una buena labor de divulgación sobre conservación, biodiversidad y sostenibilidad podremos llegar a la gente y solo a través de le educación vamos a poder cambiar el mundo”.

Para finalizar la sesión y brevemente, puesto que habían sobrepasado el tiempo estimado, Luis Santamaría presentó la Estación Biológica de Doñana, que ha sido escenario de algunos de los mayores éxitos de conservación en España. La estación es un Instituto público de Investigación que combina ciencia y conservación.  Desde 2006 es una instalación científico-técnica singular, es decir, tiene otras estaciones adheridas, como la base de la Antártida o el centro astronómico en las Islas Canarias. El Investigador señalaba que “Doñana es la única estalación de este tipo en España”  y añade que “fue difícil convencer a la gente de que unos ecosistemas al aire libre son un laboratorio. Fue un gran éxito de la mano de Miguel Delibes conseguir convencer a la gente de que puede haber un sitio donde el laboratorio es el campo”.

Amanda Martínez Rubio, alumna del Máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental 



Este blog cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología – Ministerio de Ciencia e Innovación